La religión es una cosa buena en sí, pero en manos de gente dormida puede hacer mucho daño. Y lo podemos ver muy claramente por la historia de una religión que, en el nombre de Dios, cometió tantas barbaridades creyendo que hacía el bien.
Si no sabes emplear la religión en esencia, en libertad, sin fanatismos ni ideologías de un color u otro, puedes hacer mucho daño y, de hecho, se sigue haciendo.
Para despertar hay que estar dispuesto a escucharlo todo, más allá de los cartelitos de buenos y malos, con receptividad, que no quiere decir credulidad.
Hay que cuestionarlo todo, atentos a descubrir las verdades que puede haber, separándolas de las que no lo son.
Si nos identificamos con las teorías sin cuestionarlas con la razón -y sobre todo con la vida- y nos las tragamos almacenándolas en la mente, es que seguimos dormidos.
No has sabido asimilar esas verdades para hacer tus propios criterios. Hay que ver las verdades, analizarlas y ponerlas a prueba, una vez cuestionadas.
Anthony de Mello.
Si no sabes emplear la religión en esencia, en libertad, sin fanatismos ni ideologías de un color u otro, puedes hacer mucho daño y, de hecho, se sigue haciendo.
Para despertar hay que estar dispuesto a escucharlo todo, más allá de los cartelitos de buenos y malos, con receptividad, que no quiere decir credulidad.
Hay que cuestionarlo todo, atentos a descubrir las verdades que puede haber, separándolas de las que no lo son.
Si nos identificamos con las teorías sin cuestionarlas con la razón -y sobre todo con la vida- y nos las tragamos almacenándolas en la mente, es que seguimos dormidos.
No has sabido asimilar esas verdades para hacer tus propios criterios. Hay que ver las verdades, analizarlas y ponerlas a prueba, una vez cuestionadas.
Anthony de Mello.
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