Scott observó desde el aire que muchas de las pintorescas ciudades del siglo veintiuno siguen un patrón circular. El eje central de la ciudad dispone de un generador nuclear que provee toda la energía necesaria para hacer funcionar millones de sirvientes electrónicos invisibles, los que silenciosamente liberan a las personas para que puedan vivir vidas plenas y creativas.
El núcleo central de cada ciudad contiene, además, una computadora maestra que monitorea cibernéticamente toda la ciudad. Está conectada a todas las dependencias de la ciudad y también a Corcen. Este cibernador maestro, que realiza la función que en tiempos antiguos cumplían las municipalidades, opera automáticamente y la mayor parte del tiempo no requiere personal alguno. Los laboratorios de investigación se encuentran en el primer anillo de edificios que rodea el núcleo con la computadora y los generadores de energía.
Los servicios hospitalarios se encuentran junto al área de investigación médica. Estos hospitales modernos, brindan atención primaria y especializada a una población de 1.000.000 de habitantes, con un personal de sólo diez personas, las que, debido a su interés en esta área, contribuyen voluntariamente con sus servicios de vez en cuando. En el nuevo mundo hay, por supuesto, mucho menos enfermedades que en siglos anteriores y prácticamente no ocurren accidentes. Los desastres y accidentes fueron casi completamente eliminados gracias a un enfoque de la ingeniería que minimizó la economía y maximizó la seguridad.
Todas las técnicas de diagnóstico, laboratorios, cirugía, asistencia sicológica y procedimientos de cuidado médico son cibernéticos. El reducido personal no realiza ninguna labor de rutina en el hospital cibernético. Ellos están allí sólo para brindar apoyo en el raro caso de que surja un problema.
El segundo anillo desde el núcleo contiene varios edificios residenciales. Están a más de medio kilómetro del anillo de investigación. Las instalaciones recreativas y los parques circulares rodean los edificios por ambos costados. Cuando Scott va desde su departamento a cualquier sector de la ciudad, pide un vehículo al cibernador. Tan pronto Scott se acerca al automóvil, su puerta se abre automáticamente y el asiento gira. Scott anuncia verbalmente su destino y se reclina en la silla ergonómica, quedando en completa libertad para leer, pensar o simplemente relajarse.
En minutos, el automóvil lo conduce a cualquier lugar de la ciudad donde desee ir. Todos los vehículos disponen de mecanismos de proximidad para la prevención de lo que antiguamente eran denominados “accidentes” pero que ahora se les considera negligencias técnicas en la planificación del sistema de transporte. Estos vehículos están disponibles por toda la ciudad para el uso de todos.
Cuando Scott llega al laboratorio de investigación, el automóvil es redirigido por el cibernador de la ciudad hasta el próximo lugar en que con mayor probabilidad será solicitado. Scott siempre disfruta de la confortable sensación de cooperar y trabajar en equipo; sensación que experimentan las personas cuando trabajan unidas en la solución de problemas comunes. Hay un espíritu de equipo ―una sensación de enfrentar lo desconocido; una sensación de estar contribuyendo significativamente a la felicidad presente y futura de toda la humanidad.
Las personas del siglo veintiuno están ansiosas de aceptar las oportunidades de participar e investigar. Nunca se les paga por realizar estas actividades, como era la usanza en los siglos anteriores. ¿De qué manera podría pagárseles? Ellos ya tienen todos los recursos materiales que la civilización del siglo veintiuno tiene disponible para ellos. Ni siquiera son “pagados” con prestigio o estatus.
Casi todo el mundo, en un momento u otro, juega un rol en varios equipos de investigación. Si alguien no ha participado, realmente no importa. La única recompensa no es externa, sino que está en el interior de las personas. Proviene del placer que uno obtiene de ejercitar la mente, de crecer y mejorar, de comprender y de la alegría de poder decir: “Bueno, ciertamente encontramos la solución a ese problema”.
Fuente:
Libro “Mirando hacia adelante” de Kenneth S. Keyes, Jr. And Jacque Fresco.
(Escrito en el año 1969).
El núcleo central de cada ciudad contiene, además, una computadora maestra que monitorea cibernéticamente toda la ciudad. Está conectada a todas las dependencias de la ciudad y también a Corcen. Este cibernador maestro, que realiza la función que en tiempos antiguos cumplían las municipalidades, opera automáticamente y la mayor parte del tiempo no requiere personal alguno. Los laboratorios de investigación se encuentran en el primer anillo de edificios que rodea el núcleo con la computadora y los generadores de energía.
Los servicios hospitalarios se encuentran junto al área de investigación médica. Estos hospitales modernos, brindan atención primaria y especializada a una población de 1.000.000 de habitantes, con un personal de sólo diez personas, las que, debido a su interés en esta área, contribuyen voluntariamente con sus servicios de vez en cuando. En el nuevo mundo hay, por supuesto, mucho menos enfermedades que en siglos anteriores y prácticamente no ocurren accidentes. Los desastres y accidentes fueron casi completamente eliminados gracias a un enfoque de la ingeniería que minimizó la economía y maximizó la seguridad.
Todas las técnicas de diagnóstico, laboratorios, cirugía, asistencia sicológica y procedimientos de cuidado médico son cibernéticos. El reducido personal no realiza ninguna labor de rutina en el hospital cibernético. Ellos están allí sólo para brindar apoyo en el raro caso de que surja un problema.
El segundo anillo desde el núcleo contiene varios edificios residenciales. Están a más de medio kilómetro del anillo de investigación. Las instalaciones recreativas y los parques circulares rodean los edificios por ambos costados. Cuando Scott va desde su departamento a cualquier sector de la ciudad, pide un vehículo al cibernador. Tan pronto Scott se acerca al automóvil, su puerta se abre automáticamente y el asiento gira. Scott anuncia verbalmente su destino y se reclina en la silla ergonómica, quedando en completa libertad para leer, pensar o simplemente relajarse.
En minutos, el automóvil lo conduce a cualquier lugar de la ciudad donde desee ir. Todos los vehículos disponen de mecanismos de proximidad para la prevención de lo que antiguamente eran denominados “accidentes” pero que ahora se les considera negligencias técnicas en la planificación del sistema de transporte. Estos vehículos están disponibles por toda la ciudad para el uso de todos.
Cuando Scott llega al laboratorio de investigación, el automóvil es redirigido por el cibernador de la ciudad hasta el próximo lugar en que con mayor probabilidad será solicitado. Scott siempre disfruta de la confortable sensación de cooperar y trabajar en equipo; sensación que experimentan las personas cuando trabajan unidas en la solución de problemas comunes. Hay un espíritu de equipo ―una sensación de enfrentar lo desconocido; una sensación de estar contribuyendo significativamente a la felicidad presente y futura de toda la humanidad.
Las personas del siglo veintiuno están ansiosas de aceptar las oportunidades de participar e investigar. Nunca se les paga por realizar estas actividades, como era la usanza en los siglos anteriores. ¿De qué manera podría pagárseles? Ellos ya tienen todos los recursos materiales que la civilización del siglo veintiuno tiene disponible para ellos. Ni siquiera son “pagados” con prestigio o estatus.
Casi todo el mundo, en un momento u otro, juega un rol en varios equipos de investigación. Si alguien no ha participado, realmente no importa. La única recompensa no es externa, sino que está en el interior de las personas. Proviene del placer que uno obtiene de ejercitar la mente, de crecer y mejorar, de comprender y de la alegría de poder decir: “Bueno, ciertamente encontramos la solución a ese problema”.
Fuente:
Libro “Mirando hacia adelante” de Kenneth S. Keyes, Jr. And Jacque Fresco.
(Escrito en el año 1969).
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