En
los niños, la mejor manera de ayudar es no “ayudarlos”.
Muchas
veces solemos querer imponerles lo “mejor”.
Y
sobretodo si ellos no aceptan, nos resentimos por el rechazo; o pensamos que
son unos tontos.
¿Imponerles
nuestras ideas?
¿En
vez de que ellos construyan las suyas?
¿Decirles
que nuestro pensamiento es el mejor y que ellos tienen que pensar igual?
¿Condicionarlos
a que jueguen de tal manera?
¿A
que vivan de determinada forma?
Les
decimos que la vida es un juego que deben jugar, pero a la vez les imponemos
cómo deben hacerlo.
Y
si no hacen como debe de ser, les hacemos creer que están equivocados. Y si
persisten en esa “equivocación”, les reforzamos que son unos inútiles.
No
hay un plan para adoctrinarlos, ni para “ayudarlos”. O hacerlos más mejores de
lo que son. Lo que estamos haciendo son cagarlos, limitándolos a que vivan de
una determinada manera, queremos que vivan como nosotros o supuestamente mejor
que nosotros.
Hey
tú, para más tiempo con ellos, en vez de contratar a alguien para que les
enseñe “algo”.
Sube
una montaña con ellos, bañate en una catarata, mira una película que transmita
un mensaje positivo. Juega, diviértete con tu gran imaginación.
Comparte
tu tiempo con ellos, te “enseñarán” más de lo que tú piensas.
Descubre
esas preguntas que algunas veces no podemos contestar, porque no sabemos que
decir. Porque no nos imaginábamos que eso nos podían preguntar.
¿Sigues
pensando en un proyecto para cambiar mentes? Es decir: ¿para “ayudar” a estos
niños?
A
los niños se les obliga ir a las escuelas, donde terminan odiando lo que hacen.
Se les enseña a competir, a ser mejores que los demás.
La
sociedad incentiva sin querer queriendo el bullying.
Son
los niños que terminan matando a otros niños. Matando la creatividad, la
potencialidad y la libertad de todos ellos.
Consecuencia
de patrones establecidos, uno de ellos es la “ética” y que decir de la “moral”.
Dejarlos
interactuar con la naturaleza, con los demás seres que existen.
Dejarlos
vivir sus propias experiencias.
Dejarlos
que descubran sus propios talentos, sus potencialidades.
Dejarlos
vivir “sin que se den cuenta” que los estamos cuidando.
Que
interactúen con la existencia para que así no vivan con dependencias, temores,
miedos, vicios, apegos, vacíos y complejos.
Para
que más adelante puedan decir: “Ya he vivido, y ya no pienso en huevadas que
los adultos viven enfrascados en esta sociedad consumista”.
Dedicado
para la humanidad; en especial para Jennifer Torres, por el amor o dependencia
hacia estos seres.
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