miércoles, 9 de enero de 2013


¿Se imaginan un mundo donde los niños sean considerados hijos de todos, es decir hijos de la humanidad?

Donde no haya preferitismos de sólo algunos, y donde todos puedan desarrollar sus habilidades, en las mismas buenas condiciones.

Donde todos los "adultos" sean considerados "padres" de todos ellos.

Donde toda la sociedad se encargue de la educación, y si los padres desean, puedan participar en ello. Porque para esos niños todos serían "padres".

Se les enseñé a desarrollar la telepatía, a que sean libres de escoger la maldad o la bondad. Y qué sean conscientes y consecuentes de ello.

Se les enseñé a controlar los minius, y a que sean más observadores que juzgadores.

A ser libres de escoger hacer lo bueno o lo malo. Porque estos son relativos. Y puedan saber cuál de los dos desean disfrutar.

Que en clases de historia se analice en vez de que se memorice. Donde se planteen preguntas: ¿Qué se pudo hacer para haber evitado una guerra, evitado tantas muertes, y a quien benefició todo ello? ¿Cuantos millones se gastaron en armas, en vez de alimentos?

Se les enseñé que los problemas de la humanidad pueden ser fácilmente resueltos, pues tenemos la tecnología necesaria para todo ello.

¿Se imaginan un mundo donde no sean necesarias las jerarquías?, porque el respeto se basa en el amor hacia todos los seres.

Un mundo donde las condiciones de vida no sean la de sobrevivir. De esta manera no habría la necesidad de robar o de hacer daño a los demás.

Este mundo ya existe, depende de ti para que en este planeta se dé inicio a algo así.

Somos protagonistas del cambio.

Dedicado para la humanidad, gracias Romina Acevedo.



martes, 8 de enero de 2013


En los niños, la mejor manera de ayudar es no “ayudarlos”.

Muchas veces solemos querer imponerles lo “mejor”.
Y sobretodo si ellos no aceptan, nos resentimos por el rechazo; o pensamos que son unos tontos.

¿Imponerles nuestras ideas?
¿En vez de que ellos construyan las suyas?

¿Decirles que nuestro pensamiento es el mejor y que ellos tienen que pensar igual?

¿Condicionarlos a que jueguen de tal manera?
¿A que vivan de determinada forma?

Les decimos que la vida es un juego que deben jugar, pero a la vez les imponemos cómo deben hacerlo.

Y si no hacen como debe de ser, les hacemos creer que están equivocados. Y si persisten en esa “equivocación”, les reforzamos que son unos inútiles.

No hay un plan para adoctrinarlos, ni para “ayudarlos”. O hacerlos más mejores de lo que son. Lo que estamos haciendo son cagarlos, limitándolos a que vivan de una determinada manera, queremos que vivan como nosotros o supuestamente mejor que nosotros.

Hey tú, para más tiempo con ellos, en vez de contratar a alguien para que les enseñe “algo”.

Sube una montaña con ellos, bañate en una catarata, mira una película que transmita un mensaje positivo. Juega, diviértete con tu gran imaginación.

Comparte tu tiempo con ellos, te “enseñarán” más de lo que tú piensas.

Descubre esas preguntas que algunas veces no podemos contestar, porque no sabemos que decir. Porque no nos imaginábamos que eso nos podían preguntar.

¿Sigues pensando en un proyecto para cambiar mentes? Es decir: ¿para “ayudar” a estos niños?

A los niños se les obliga ir a las escuelas, donde terminan odiando lo que hacen. Se les enseña a competir, a ser mejores que los demás.
La sociedad incentiva sin querer queriendo el bullying.

Son los niños que terminan matando a otros niños. Matando la creatividad, la potencialidad y la libertad de todos ellos.
Consecuencia de patrones establecidos, uno de ellos es la “ética” y que decir de la “moral”.

Dejarlos interactuar con la naturaleza, con los demás seres que existen.
Dejarlos vivir sus propias experiencias.
Dejarlos que descubran sus propios talentos, sus potencialidades.
Dejarlos vivir “sin que se den cuenta” que los estamos cuidando.

Que interactúen con la existencia para que así no vivan con dependencias, temores, miedos, vicios, apegos, vacíos y complejos.

Para que más adelante puedan decir: “Ya he vivido, y ya no pienso en huevadas que los adultos viven enfrascados en esta sociedad consumista”.

Dedicado para la humanidad; en especial para Jennifer Torres, por el amor o dependencia hacia estos seres.

Podemos ayudar a los demás incondicionalmente, pero si uno no está en su centro. O más bien no es consciente de lo que hace, poco a poco uno va adquiriendo pensamientos basados en sus propios intereses, sean económicos, de fama o de satisfacer un ego. De ser reconocido, ser mejor que los demás, o de guiar, o de canalizar mejor que otros. 


Y con la excusa de servir a la fuente, uno va adquiriendo ...la destreza de mover gente. Influenciar a las personas a que también sirvan a la fuente, así ellas toman la decisión por ellas mismas de dejar sus trabajos, vender sus inmuebles, carros, etc. y dejando a sus seres queridos para comenzar una nueva vida lejos de la ciudad caótica, se van hasta el ombligo del mundo llevando todas sus cosas por el temor de una canalización basada en una próxima destrucción. Resguardándose ellos así en ese lugar. 


Cuando las personas ya no te sirven de alguna manera $$$, las cambias por otras, te buscas una nueva pareja que te pueda solventar económicamente o pueda ayudarte a algunas comodidades cómo alojamiento o comida; pagar los viajes vienen de las donaciones caritativas, de las iniciaciones o talleres de distintos precios, incluso hay gratuitos, si es que no deseas pagar.

Con el tiempo, uno encarga a las diversas personas comprometidas con el ideal (las que sé que no me van a fallar) a que den iniciaciones, de esta manera ya tengo a personas de confianza, que no me contradigan en nada, y sobretodo me ayudarán. Para que no duden les hago recordar siempre que están sirviendo a la fuente y no a mí. 

Lo que nació con un propósito noble, se ve convertido no sé en qué. Pero ya no hay marcha atrás, porque muchas personas ahora dependen del grupo. 

Quitarles las creencias y dejarles con un vacío que no saben con qué llenar es doloroso. A menos que se den cuenta qué el vacío es algo hermoso, y llenar no es algo que tengamos qué hacer, sino dejar que sólo suceda. En otras palabras no hay nada que llenar.