Enrique,
conocido como Kike, brillante alumno en su colegio. Primero en calificaciones
de 40 alumnos por salón y también de la promoción comprendida por 4 salones en
total.
Su
mamá, profesora de matemáticas del mismo colegio. Ella cuenta con un carácter
muy estricto.
Alfonso,
segundo puesto en calificaciones en el salón de Kike. Cuenta con un carácter
totalmente diferente a él. Se burlaba no solamente de él, sino también de
otros, haciendo la vida imposible a quienes no podían defenderse. Egoísta, no
compartía sus conocimientos, su padre falleció cuando él era pequeño, víctima
del terrorismo.
El
acoso escolar por parte de Alfonso fue creciendo, no solamente fue hacia Kike sino
hacia algunas otras personas como a Juan, a Luis, y a algunas mujeres del
salón.
Fueron
sumándose Carlos, Mario, Miguel como participantes del acoso.
La
frustración e ira crecía en mi ser, acusando a las diversas autoridades del
maltrato psicológico recibido no solamente yo, ellos no daban soluciones,
simplemente me decían defiéndete.
Varios
intentos de defensa conllevaban a diversas peleas y llamadas de atención con
diversas esquelas empeorando la situación. Quedando uno mismo como el
problemático.
Sentimientos
de cólera, indignación, me impedían estudiar tranquilo.
Que
te caiga una tiza en el ojo, que seas pinchado por un compás, que se burlen de
lo que haces. Que te pateen con fuerza la silla donde estas tranquilamente
sentado. Que te hagan quedar como un tonto ante los demás, haciendo así que
ellos también te falten el respeto. Y que opaquen tus potencialidades, no era
algo gracioso.
Terminabas
creyéndote que no servías para nada, el rendimiento escolar reforzaba esas
ideas. Llevando vacacionales en verano para poder pasar de año.
Sin
embargo agradezco con el tiempo no haber usado la violencia extrema para
defenderme, porque lleno de cólera pude literalmente haber matado a Alfonso en
aquellas épocas.
Comprendí
muchos años después, hasta que extremos puede llegar el acoso escolar: Un día
viendo el noticiero, salió que un alumno en EEUU asesinó de disparos a sus
compañeros de clases, terminando suicidándose.
Alfonso
se enamoró, bajando así el acoso escolar hacia los demás. Quedaba como
cabecilla Carlos y el último año escolar, tomé la decisión de que si no podía
contra ellos, tenía que unirme al grupo.
Ese
año Kike obtuvo el primer puesto de toda la promoción, años después me enteré
que no obtuvo los primeros lugares en su universidad, comprendí así que sus
conocimientos en el colegio eran por el sólo hecho de ser memorista.
Los
profesores nunca se preocuparon por hacer algo para disminuir el acoso escolar.
Después
del colegio, cada uno continuó con su vida. El daño ya había quedado hecho.
Vivo
recordando una frase de Albert Einstein:
"Educación
es lo que queda después de olvidar lo que se ha aprendido en la escuela"
Comprendí
que tenía que iniciar una nueva vida, superando hasta ahora los miedos
impuestos en aquellas épocas, perdonando y agradeciendo lo que sucedió. Porque
todo ello permitió sentir desde adentro esa experiencia.
Decidí
enfocarme en la educación actual, inservible sobretodo para los niños índigos y
cristales que cada vez son más en estas épocas. Desde hace tiempo y actualmente
a estos niños se les viene etiquetando como hiperactivos a los primeros y como
autistas a los últimos. Incluso medicándolos, para que sean
"normales". Se les está haciendo un gran daño. La comida chatarra,
las vacunas y alimentos que contienen mercurio hacen un shock químico en sus
organismos, bloqueando sus capacidades, potenciales, interfiriendo en la misión
por la que han venido.
Y
si sumamos a ello un posible acoso y ciberacoso escolar, ahora con el uso de
las cámaras de los celulares conectados a internet, fácilmente las imágenes son
colgadas en las diversas redes sociales.
Podemos
preguntarnos:
¿Hacia
dónde va la humanidad?
En
provincia Rómulo cuando era niño, saliendo de clases con sus compañeros del
colegio, llegaron a un puente hecho de tablas sobrepuestas, donde uno por uno
tenían que cruzar.
Rómulo se encontraba en la mitad del puente, en eso sintió que el puente se movía, eran sus compañeros que por “broma” lo estaban moviendo, hasta que perdió el equilibrio.
Pasaron 44 años desde aquella vez, Rómulo vive actualmente en Lima, postrado en una silla tipo triciclo que mandó hacer. Después de 56 años ya tiene DNI y vive en una pobreza económica… consecuencias del Bullying.